11 de noviembre de 2009

Para mi abuela

Sana, sana, culito de rana,
si no se cura hoy,
se curará mañana.

Siempre te recuerdo diciendo estas palabras. Y tus cuentos, esos cuentos escritos en ninguna parte que tantas y tantas veces me has contado, siguen resonando en mi cabeza con tu tierna voz rota, llena de amor. Algún día prometo escribirlos por ti para que no caigan en el olvido, algún día cuando mi corazón esté fuerte y no me embargue la nostalgia al ponerlos en palabras.

3 de noviembre de 2009

A mi niña

Despierta, mi niña, que ya llegó el día.
Abre los ojos, que ya salió sol.
Sal de la cama, que te echo de menos.
Canta conmigo, alza la voz.

Grítale al mundo que ya estas despierta,
ponte bien guapa y sal al balcón.
Mira la vida con ojos prestados,
guárdate el mundo en el corazón.

23 de octubre de 2009

Sobre la cuestión del desarme

A continuación os dejo unas palabras extraídas del libro "Mi visión del mundo" de Albert Einstein, en las que el físico plasma su opinión sobre el tema del desarme internacional y que he querido compartir en mi blog, no sólo porque siento representado en ellas mi espíritu pacifista, sino también porque creo que, viniendo de un genio, sus opiniones deberían, al menos, hacernos reflexionar a nosotros, simples cerebros a medio camino entre la estupidez y la razón.

" La realización de los programas de desarme se vuelve difícil porque nadie quiere responsabilizarse de los problemas principales que suscita. Los grandes objetivos suelen ser alcanzados a pequeños pasos. ¡Pensemos en lo que fue reemplazar la monarquía absolutista por la democracia! Pero en este caso el objetivo no puede alcanzarse a pequeños pasos.

Mientras las posibilidades de una guerra no se descarten, los países no dejarán de prepararse militarmente de la manera más completa posible para afrontarla con todas las probabilidades de éxito. Tampoco se podrá evitar que la juventud sea educada en las tradiciones militares y del orgullo nacional, con lo cual los ciudadanos continuarán con los mismos marcos de conducta frente a la guerra. El armarse no significa una afirmación de paz sino una preparación para la guerra. Tampoco de aquí podrá salirse a pequeños pasos, sino de una vez, o de ninguna.

La realización de un cambio tan absoluto en la vida de los pueblos exigirá un esfuerzo moral enorme. Quien no se encuentre dispuesto a poner el futuro de su país en manos de una organización internacional que actúe de árbitro en caso de reyertas no está verdaderamente decidido a evitar la guerras. En este punto es válida la expresión "todo o nada".

Nadie podrá negar que los esfuerzos hechos hasta ahora en pro de la paz han fracaso por impotencia para establecer compromisos suficientes.

Estamos por lo tanto en una encrucijada. O encontramos el camino de la paz, o tomamos el camino de la violencia, que terminará con nuestra civilización y sus valores. Está en nuestras manos: el primero asegurará la libertad de los individuos y la seguridad de las comunidades, el segundo enfrenta al individuo con su esclavitud y a la civilización con su destrucción. Nuestro destino será el que nos merezcamos."

Estas palabras fueron escritas a principios de los años treinta, cuando aún existía la Sociedad de Naciones, un organismo creado tras la Primera Guerra Mundial por el Tratado de Versalles, en 1919, destinado a reorganizar las relaciones internacionales tras la guerra y a implementar las bases para la paz. Después de la Segunda Guerra Mundial, en abril de 1946, la Sociedad de Naciones fue disuelta y sucedida por la ONU. Tres años después, con la firma del Tratado del Atlántico Norte, nace la OTAN, de la que hoy 28 países, incluido España, son miembros.

En la primera década del siglo XXI, ningún organismo internacional ha sido aun capaz de conseguir un desarme global. El ser humano sigue siendo desconfiado y temiendo a sus congéneres, así que se arma y se prepara para la guerra, negocio para algunos y muerte para muchos.

5 de octubre de 2009

El Uniforme

Pulsa sobre el título para acceder al primer artículo de El Uniforme, un blog dedicado a la divulgación de artículos y noticias curiosas que intentaré actualizar semanalmente. Este primer artículo se lo he dedicado a iCube, un robot con cara de niño que me tiene entusiasmada desde que escuché hablar de él por primera vez.

15 de septiembre de 2009

En el parque

Tumbado sobre la hierba, observaba las burbujas que formaba el vidrio dentro de su canica.
- ¿Qué hay ahí dentro que tanto te interesa, pequeño?
Dani apartó por un momento la mirada de la pequeña esfera que sostenía entre sus dedos y sus ojos se detuvieron en el anciano que le hablaba desde arriba. Era un hombre de unos setenta y pico con pinta de indigente, pelo blanco y mugriento y ojuelos de ratón velados tras los cristales de unas gafas enormes y rayadas. Su madre le había advertido que no hablara con esa gente, pero ella ahora no estaba.
- Mis sueños- contestó, volviendo de nuevo a su canica.
- ¿En serio?- el viejo se sentó con gran esfuerzo junto a Dani y pegó sus gafotas a la canica para poder observarla más de cerca- Vaya, bonitos sueños. ¿Son todos tuyos?
- Claro.
- Tienes un montón, ¿me prestarías unos pocos? Yo perdí los míos hace tiempo.
Dani volvió la mirada de nuevo al anciano. De cerca no parecía tan viejo, y sonría en espera de una respuesta. El niño sintió compasión.
- Haré algo mucho mejor que eso- dijo, y sacó de su bolsillo una pequeña bolsa de cuero- Tengo un montón de esferas de los sueños aún por llenar, cógelas todas, son para ti. Así podrás poner todos tus sueños dentro de ellas y no volverás a perderlos.
El anciano cogió la bolsita que el niño le tendía y la guardó en su macuto lleno de agradecimiento.
- Muchas gracias, pequeño, estoy seguro de que, a partir de hoy, todo será diferente para mí.
- No hay de qué, a mí con una de ellas me basta.
Dani se despidió de aquel extraño, y mientras caminaba con su canica en el bolsillo, se preguntaba cómo un hombre adulto no sabía aún que no es necesaria una esfera para guardar los sueños, sino que se pueden guardar en cualquier sitio, siempre que recuerdes dónde los pusiste.

23 de agosto de 2009

Bullicio

Entre tanto ruido
se perdieron mis palabras.
Entre tantos rostros
conseguí olvidar tu cara.
Entre tantos gritos sordos
ahogué todas mis lágrimas.
Entre corazones de metal
el mio ardió como la paja.

12 de agosto de 2009

Una mañana más

Aquella mañana Alicia se levantó temprano. Sus pesadillas habituales se habían pasado toda la noche atormentándola, así que no esperó a que los primeros rayos de sol asomaran por su ventana para saltar de la cama. Desnuda, se dirigió a la ventana y retiró las cortinas. Aquella mañana el mundo era gris, como lo había sido siempre. Una neblina espesa cubría las negras calles por las que circulaban en silencio miles de personas, todas vestidas de gris y todas sin alma.

Después de asearse y enfundarse su traje, caminó hasta la oficina de su orientador, al otro lado de la ciudad.

- ¿Qué tal has pasado la noche?- preguntó el orientador con una sonrisa de hielo en los labios. Parecía una pregunta inocente, pura cortesía. Pero Alicia conocía muy bien sus intenciones.

- Muy bien, gracias.

- ¿No has vuelto a tener pesadillas? En mi informe aparecen ciertas anomalías del sueño sufridas anoche...- Ya saltó la liebre.

- ¿Entonces para qué me pregunta, si sabe mejor que yo misma qué tal he dormido?

- Alicia, esta situación se está alargando demasiado. Llevo meses viéndote venir a mi despacho, sentarte en la misma silla, contarme las mismas mentiras...¿no sería más sencillo para todos que finalmente decidieras someterte y convertirte en una ciudadana más?

Durante unos minutos, Alicia consideró la idea. Siempre se negó a recibir el tratamiento de integración y además llevaba casi un año sin tomar las drogas del cambio. Desde la ocupación, todas y cada una de las personas que conocía y amaba, sin excepción, se habían sometido. Apenas quedaban en toda la provincia un par de personas que, como ella, se habían negado al cambio y sufrían las consecuencias de tal decisión. ¿Por qué no?, pensó. ¿Por qué seguir sufriendo, empecinada en conservar mi alma? Sería tan sencillo acabar con todo esto...

- ¿Por qué no me han obligado?

- Ya sabes que el cambio debe ser voluntario- respondió el orientador en tono condescendiente.

Mientras dos asistentes del Centro de Orientación para el Cambio la acompañaban a la sala de proyección, Alicia se despidió mentalmente de todo lo que hasta entonces le era conocido. Cada sentimiento, anhelo, impulso, creencia e instinto que conformaban su alma, desaparecerían en cuanto la droga que le acababan de inyectar hiciera su efecto y serían sustituidos, gracias a las proyecciones reeducativas, por un nuevo pensamiento común a todos los ciudadanos del planeta, completando así su proceso de cambio.

Tras un par de semanas de proyecciones las pesadillas, la ansiedad, la desazón habían desaparecido por completo. Alicia se levantó con las primeras luces de la mañana y se acercó a la ventana para descorrer las cortinas. El mundo seguía siendo gris y las calles seguían atestadas de personas que caminaban en silencio. Contempló durante unos minutos la escena intentando recordar qué era aquello que tanto la había perturbado durante el último año, pero no lo consiguió y, a decir verdad, ya no le importaba.



5 de agosto de 2009

Reflexion

Alguien me contó una vez que había conocido a una mujer maravillosa. Se estaban empezando a conocer y todo iba sobre ruedas. Él estaba convencido de que aquella mujer era la que había estado esperando tanto tiempo y me aseguró convencido que se estaba enamorando de ella. Pasamos toda la tarde juntos charlando de su relación y cuando nos despedimos prometió llamarme en otra ocasión para contarme que tal iban las cosas con su nuevo amor.
Pasaron las semanas y no supe nada de él, hasta que un día, por casualidad, nos encontramos en la calle. Le vi un poco desmejorado, así que le pregunté qué tal iba su relación con aquella mujer de la que hablamos la última vez que nos vimos.

- La he dejado- me dijo.
- ¿Por qué?- pregunté asombrada- ¿no resultó ser como tú esperabas?
- Era eso y más, tanto que, cuando me confesó que me amaba y que esperaba tener algo más serio conmigo, me asustó tanto la idea de que pudiera decepcionarla, que la dejé.

Aquello me hizo pensar ¿será por eso que llenamos nuestras vidas de relaciones edulcoradas en lugar de comprometernos en una relación seria? ¿porque tememos decepcionar a las personas que más amamos?

Alguien dijo una vez que "porque alguien no te ame como tú quieres que lo haga, no significa que no te ame con toda su alma".

28 de julio de 2009

Un día cualquiera

El sol ha dado paso a un cielo lleno de nubarrones negros. Mientras camino hacia casa, empieza a soplar un vientecillo calentón cargado de electricidad y unos folletos religiosos, que había tirados en el suelo, se arremolinan en formas imposibles.
Siempre me han gustado las tormentas de verano. Me paro en medio de la calle y levanto la vista para contemplar este magnifico cuadro de blancos y negros. Olfateo el aire en busca de ese olor tan familiar a tierra mojada y dejo que el aire acaricie mi rostro. Las primeras gotas comienzan a caer tímidamente y dejan su huella en el asfalto caliente que, de pronto, se transforma en un mantón de lunares negros. Inmóvil bajo la cálida lluvia, siento que no hay nada más en el mundo que este momento, cierro los ojos y me dejo empapar.
Alguien grita. Abro los ojos y veo unas ancianas que me miran atónitas desde la acera, pero no son ellas las que gritan. A mi derecha un coche está parado y su conductor, haciendo aspavientos y soltando improperios, me indica que me quite de en medio de la calle.
Camino despacio hasta casa, sin importarme cómo de mojada está mi ropa, y pienso: "en un día como hoy, nada malo puede pasar"

21 de julio de 2009

Sencillamente nada

A través del humo de mi cigarrillo, veo tu rostro. No es más que una mancha rosada sobre fondo negro que se desdibuja con cada movimiento. Acierto a distinguir una sutil sonrisa en tus labios a medida que te acercas y la imagen se vuelve más clara. Ya falta poco. Pronto estarás aquí.
Alguien, al otro extremo de la habitación, ha abierto una ventana y tú te difuminas en el aire con el humo del cigarro. No eres real; nunca lo has sido.

6 de julio de 2009

Como tú

Como una gota de aceite en un vaso de agua,
como un reloj que intentara dar marcha atrás al tiempo,
como un salmón nadando contracorriente,
como una cometa de cemento.
Eres un diamante en un nido de cuervos.

17 de junio de 2009

La Ciencia de Hacerse Rico

"HAY una Ciencia para hacerse rico, y es una ciencia exacta, como el álgebra o las matemáticas. Hay ciertas leyes que gobiernan el proceso de adquirir la riqueza; una vez que estas leyes son aprendidas y obedecidas por cualquier hombre, él se enriquecerá con una certeza matemática.

La posesión del dinero y las características, vienen como consecuencia de hacer cosas de un CIERTO MODO; los que hacen cosas de este CIERTO MODO, ya sea con intención o por casualidad, se enriquecen; mientras que aquellos que no hacen las cosas de ese CIERTO MODO, sin importar con qué fuerza trabajen o cómo sean de capaces, permanecerán pobres.

Es una ley natural que ciertas causas producen determinados efectos; y, por lo tanto, cualquier hombre o mujer que aprende a hacer las cosas de este CIERTO MODO, infaliblemente se enriquecerá"

Wallace D. Wattles
La Ciencia de hacerse rico, Capítulo 2.

10 de junio de 2009

La carrera

No es mi culpa si me alejo,
cada vez que das un paso
yo doy dos al lado opuesto.
No es mi culpa si me escondo,
si aunque trates de ocultarlas
cada vez que me susurras,
veo tus garras.
No es tu culpa ser un lobo,
ni la mía ser cordero,
y si no creo en tus ojos
no es por rabia,
es por miedo.

1 de junio de 2009

Mi noche estrellada



En el cielo de Madrid rara vez se ven luna o estrellas. Cuando está encapotado, las luces de la calle se reflejan en las nubes y la noche de Madrid se queda atrapada en un atardecer de 12 horas.
Esta ciudad no descansa.
Aquí es casi imposible disfrutar del silencio que acostumbra a venir con la noche, y el ruido del tráfico y las sirenas, gente pasando, charlando, riendo o borrachos gritando, son la nana que trae el sueño a los madrileños.
Yo echo de menos mis noches estrelladas, aquellas que contemplaba desde la ventana de mi gran dormitorio mientras fumaba a escondidas. Echo de menos esas frescas noches silenciosas, que nada tenían que ver con las noches madrileñas y en las que dormir con las ventanas abiertas no era ningún lujo.
En las noches de Madrid rara vez se ven luna o estrellas, pero tienen algo que las hace especiales, un halo mágico que las envuelve y las hace únicas. Tal vez sea por eso que, por más que eche de menos mis noches estrelladas, sigo en esta ciudad que me atrapó una noche, hace ya más de seis años, y de cuyo hechizo no he conseguido escapar.

26 de mayo de 2009

El viaje

En este barco el tiempo pasa muy despacio. Avanzo sin descanso, pero el horizonte parece siempre el mismo, como si este enorme océano no tuviera fin.
Yo paso mis días en cubierta, contemplando como suben y bajan las olas, sintiendo en mi cara la salada brisa del mar. Hay días buenos en los que el barco apenas parece moverse, el océano me mece dulcemente en su regazo como una madre y me arrulla en su constante ir y venir. Pero, a veces, se levanta enfurecido y zarandea la pequeña embarcación que, a duras penas, consigo mantener a flote, mientras lucho por aferrarme al timón y no caer por la borda.

25 de mayo de 2009

En susurros

¿Qué nos han hecho los años?
Si antes, siendo niños, nos reíamos del mundo,
y ahora, míranos, nuestros ojos empañados
y nuestras almas manchadas de rencor,
¿Qué pasó para que la vida nos llevara
por caminos diferentes?
De nada vale intentar entenderlo,
de nada sirven los por qués.

8 de abril de 2009

La Rueda

Bajo el cielo encapotado de una mañana de octubre todo parece moverse más despacio. Aún no ha amanecido del todo, la gente sale de sus portales, ocultando sus miradas somnolientas bajo enormes paraguas oscuros, y se ponen en marcha hacia sus trabajos como dirigidos por radio control.
Mientras la rueda del capitalismo sigue girando sin descanso, alguien observa sus engranajes perfectos desde su cómodo hogar compuesto por unas cuantas cajas de cartón y unas mantas. Nadie le ve, nadie repara en su presencia, de hecho, juraría que hace semanas que nadie le mira ¿Cuando fue la última vez que habló con alguien? Tal vez fue el mes pasado, cuando aquella señora tan amable le regaló unas ropas usadas ¿o eso fue hace dos meses? Cada día se hace más difícil recordar detalles como esos. Será la edad, claro, al fin y al cabo tiene ya más de 40 años, o al menos eso cree, hace años que lo olvidó. Ha olvidado muchas cosas.
Pero sí que se acuerda de algo. Recuerda una lluviosa mañana de octubre, mientras se dirigía a trabajar -aquel sí era un buen trabajo-, y reparó en un sin hogar que le observaba desde debajo de unos cartones que hacían las veces de refugio. Nunca antes se había fijado en él, pero aquel hombre le miraba como si le conociera desde siempre, quien sabe, hasta puede que llevara años observándolo cada mañana. Recuerda que pensó que no debía sentir lástima por aquel hombre, pues él había elegido su propio camino, bien de forma consciente, bien como consecuencia de sus malas decisiones. Entonces pensaba que la gente como él se auto excluía de una sociedad justa, en la que todos los elementos encajaban perfectamente, casi como los engranajes de un reloj, porque no aceptaban las normas. Eran una lacra -pensó-, pues no contribuían al funcionamiento de la gran máquina que hace posible nuestra sociedad, el capitalismo, y, sin embargo, se beneficiaban de sus ventajas.
Ahora, protegiéndose de la lluvia con sus trapos y sus cartones, se da cuenta de lo equivocado que estaba. Claro que él es responsable, en parte, de su situación, pero ¿qué es, exactamente, lo que ha hecho mal? Ha trabajado toda su vida, ha ganado, ahorrado y gastado su dinero, ha girado durante la mayor parte de su vida en esa que él llama la rueda del capitalismo, y hoy se ha dado cuenta de que, en algún lugar del camino, se quedó fuera y no conoce la forma de volver a entrar.

6 de marzo de 2009

La senda

Construyo mi camino sobre el barro
que la tormenta dejó a su paso,
caminando despacito, mientras cargo con mis losas,
me tropiezo y me levanto,
no hay paradas, no hay descanso,
solamente un largo trecho, mi camino y mis baldosas.

A cada paso una losa, a cada losa un paso,
voy construyendo mi senda, me voy saltando los charcos,
así voy andando sin rumbo, en busca de mi destino,
coloco losas sobre el barro mientras hago mi camino.


7 de febrero de 2009

El Tiempo




Después de tantas decepciones, la vida se ve desde otra perspectiva. Lo que antes era vital pierde importancia y te empiezas a plantear alternativas que antes suponías impensables.
De repente, entiendes que nadie es imprescindible y que la única verdad indiscutible en este mundo, es que estamos solos, rodeados de gente que va y viene, entra y sale de tu vida, los amas y te aman, pero no todos se quedan. A lo largo del camino descubres a cuántas cosas puedes sobrevivir y te haces fuerte en tu atalaya, esperando a que llegue el momento en que puedas volver a ser tú mismo.
Descubres que nada puede matarte, que puedes seguir adelante, pasito a pasito, a lo largo de los años, y empiezas a amarte y respetarte a ti mismo porque, después de todo, tú eres la única persona con la que estás obligado a pasar el resto de tu vida