17 de junio de 2009

La Ciencia de Hacerse Rico

"HAY una Ciencia para hacerse rico, y es una ciencia exacta, como el álgebra o las matemáticas. Hay ciertas leyes que gobiernan el proceso de adquirir la riqueza; una vez que estas leyes son aprendidas y obedecidas por cualquier hombre, él se enriquecerá con una certeza matemática.

La posesión del dinero y las características, vienen como consecuencia de hacer cosas de un CIERTO MODO; los que hacen cosas de este CIERTO MODO, ya sea con intención o por casualidad, se enriquecen; mientras que aquellos que no hacen las cosas de ese CIERTO MODO, sin importar con qué fuerza trabajen o cómo sean de capaces, permanecerán pobres.

Es una ley natural que ciertas causas producen determinados efectos; y, por lo tanto, cualquier hombre o mujer que aprende a hacer las cosas de este CIERTO MODO, infaliblemente se enriquecerá"

Wallace D. Wattles
La Ciencia de hacerse rico, Capítulo 2.

10 de junio de 2009

La carrera

No es mi culpa si me alejo,
cada vez que das un paso
yo doy dos al lado opuesto.
No es mi culpa si me escondo,
si aunque trates de ocultarlas
cada vez que me susurras,
veo tus garras.
No es tu culpa ser un lobo,
ni la mía ser cordero,
y si no creo en tus ojos
no es por rabia,
es por miedo.

1 de junio de 2009

Mi noche estrellada



En el cielo de Madrid rara vez se ven luna o estrellas. Cuando está encapotado, las luces de la calle se reflejan en las nubes y la noche de Madrid se queda atrapada en un atardecer de 12 horas.
Esta ciudad no descansa.
Aquí es casi imposible disfrutar del silencio que acostumbra a venir con la noche, y el ruido del tráfico y las sirenas, gente pasando, charlando, riendo o borrachos gritando, son la nana que trae el sueño a los madrileños.
Yo echo de menos mis noches estrelladas, aquellas que contemplaba desde la ventana de mi gran dormitorio mientras fumaba a escondidas. Echo de menos esas frescas noches silenciosas, que nada tenían que ver con las noches madrileñas y en las que dormir con las ventanas abiertas no era ningún lujo.
En las noches de Madrid rara vez se ven luna o estrellas, pero tienen algo que las hace especiales, un halo mágico que las envuelve y las hace únicas. Tal vez sea por eso que, por más que eche de menos mis noches estrelladas, sigo en esta ciudad que me atrapó una noche, hace ya más de seis años, y de cuyo hechizo no he conseguido escapar.