26 de mayo de 2009

El viaje

En este barco el tiempo pasa muy despacio. Avanzo sin descanso, pero el horizonte parece siempre el mismo, como si este enorme océano no tuviera fin.
Yo paso mis días en cubierta, contemplando como suben y bajan las olas, sintiendo en mi cara la salada brisa del mar. Hay días buenos en los que el barco apenas parece moverse, el océano me mece dulcemente en su regazo como una madre y me arrulla en su constante ir y venir. Pero, a veces, se levanta enfurecido y zarandea la pequeña embarcación que, a duras penas, consigo mantener a flote, mientras lucho por aferrarme al timón y no caer por la borda.

1 comentario:

Szibila dijo...

Sólo espero que no tarde mucho en verla y, si el viaje es largo, que al menos sea tranquilo.