Después de asearse y enfundarse su traje, caminó hasta la oficina de su orientador, al otro lado de la ciudad.
- ¿Qué tal has pasado la noche?- preguntó el orientador con una sonrisa de hielo en los labios. Parecía una pregunta inocente, pura cortesía. Pero Alicia conocía muy bien sus intenciones.
- Muy bien, gracias.
- ¿No has vuelto a tener pesadillas? En mi informe aparecen ciertas anomalías del sueño sufridas anoche...- Ya saltó la liebre.
- ¿Entonces para qué me pregunta, si sabe mejor que yo misma qué tal he dormido?
- Alicia, esta situación se está alargando demasiado. Llevo meses viéndote venir a mi despacho, sentarte en la misma silla, contarme las mismas mentiras...¿no sería más sencillo para todos que finalmente decidieras someterte y convertirte en una ciudadana más?
Durante unos minutos, Alicia consideró la idea. Siempre se negó a recibir el tratamiento de integración y además llevaba casi un año sin tomar las drogas del cambio. Desde la ocupación, todas y cada una de las personas que conocía y amaba, sin excepción, se habían sometido. Apenas quedaban en toda la provincia un par de personas que, como ella, se habían negado al cambio y sufrían las consecuencias de tal decisión. ¿Por qué no?, pensó. ¿Por qué seguir sufriendo, empecinada en conservar mi alma? Sería tan sencillo acabar con todo esto...
- ¿Por qué no me han obligado?
- Ya sabes que el cambio debe ser voluntario- respondió el orientador en tono condescendiente.
Mientras dos asistentes del Centro de Orientación para el Cambio la acompañaban a la sala de proyección, Alicia se despidió mentalmente de todo lo que hasta entonces le era conocido. Cada sentimiento, anhelo, impulso, creencia e instinto que conformaban su alma, desaparecerían en cuanto la droga que le acababan de inyectar hiciera su efecto y serían sustituidos, gracias a las proyecciones reeducativas, por un nuevo pensamiento común a todos los ciudadanos del planeta, completando así su proceso de cambio.
3 comentarios:
Me gusta. Oscuro y cargado de intensidad.
Pero ambos sabemos que con el tiempo, Alicia y otros muchos recordarán y despertarán, y lucharán por su libertad como jodidos cabrones...
El imperio nunca terminó.
Me gusta. Fantástico texto.
Saludo mi hermano, desde San Pedro de Macorís, República Dominicana.
Esta muy bien su ensayo poético, sobre todo siempre se debe elevar el nivel de conciencia de la gente.
Un abrazo.
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