29 de enero de 2015

Las olas

Esta noche he vuelto a soñar con el mar. Normalmente no escribo mis sueño, a pesar de que suelen ser muy vívidos o incluso lúcidos, pero sueño tan a menudo con el mar que creo que en mi interior debe tener alguna importancia. Cuando sueño con el mar, yo siempre lo observo desde la playa. Casi siempre es el mismo sueño: normalmente me encuentro en la playa con más gente (gente que no conozco, pero que en mi sueño son conocidos Enormesuso cercanos), todos contemplamos el mar por una razón u otra y, en algún momento, el mar empieza a elevarse decenas de metros sobre nuestras cabezas, y se forma una gran ola que, al romper, cae sobre nosotros. Pero yo no grito, no huyo, de hecho siento la adrenalina crecer dentro mí sabiendo que la ola se acerca, pero no tengo miedo, estoy tranquila, serena, en paz. En lo más profundo sé que la ola no puede dañarme, probablemente incluso sé que estoy soñando (es habitual en mí tomar consciencia de que estoy dormida cuando mis sueños se vuelven demasiado intensos), así que respiro profundo y afronto la ola en paz, confiada. 
Esta noche contemplaba el mar con un grupo de gente desde la playa, junto a una casa elevada de madera grisácea. Estaba oscuro y alguien nos mostraba la belleza de su costa y nos contaba curiosidades sobre aquel mar y aquella playa. Al fondo, unas nubes negras se acercan amenazadoras hacia nosotros. Observo que están muy bajas, casi tocando el agua, y se están formando pequeños remolinos de agua que unen las nubes con el mar. Enormes rayos rodean los remolinos y caen sobre el océano. Se acerca una tormenta, le comento a la persona que observaba el mar junto a mi. Deberíamos subir a la casa, le digo, pero no me escucha. El mar comienza a elevarse sobre nuestras cabezas, pero nadie grita, nadie huye. Tranquilamente, la gente va subiendo a la terraza de la casa de madera y esperan pacientes a que caiga la ola. Cuando por fin cae, creo que yo aún estoy abajo en la playa, pero el agua no me cubre por completo, no me daña, revuelve todo a su paso, la playa queda llena de objetos y basura dispersa, pero yo estoy bien.

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